Buenas tardes Sam, mi vida ha dado un giro por completo y
espero que estés preparado para leer una de las mejores historias.
Todo empezó el 14 de marzo, era
un día cualquiera, pero por una extraña razón, a partir de ese mismo día la
vida de millones de personas cambió. Un nuevo virus fue detectado
principalmente en China y este había hecho enfermar a numerosas personas y en algunos
casos había provocado su muerte. “Coronavirus” era la palabra más escuchada en
los medios de comunicación.
Todo trascurrió muy rápido y a
medida que pasaba el tiempo cada vez eran más los casos positivos que salían a
la luz. En un principio la gente no se paró a pensar en el gran impacto que el
COVID-19 podía provocar en nuestro mundo ya que el foco solo estaba en un país,
pero en cuestión de tiempo aquel virus se apodero de todos nosotros y eran
muchos los que necesitaban atención médica y tratamientos de inmediato.
He de
decirlo, se generó un malestar social, la preocupación nublaba nuestras mentes,
no podíamos pensar con claridad… ¿España sería el siguiente foco? ¿Qué pasaría
si millones de personas se infectaran? Todo aquello era nuevo para nosotros y
ni si quiera el Gobierno tenía las respuestas exactas para todas aquellas
preguntas que nos rondaban por la cabeza. Sí amigo, España empezó con un número
pequeño de contagios y de pronto el número de infectados era cada vez mayor. El
Presidente del Gobierno dadas las circunstancias emitió un comunicado en el que
dijo claramente que todos los médicos estaban haciendo lo posible por curar a
los pacientes, pero nosotros, como ciudadanos, debíamos colaborar y poner de
nuestra parte. Querrás saber qué medidas se tomaron y eso voy a contarte…
Guantes,
batas, mascarillas, todos los elementos de protección sanitaria debían
convertirse en algo imprescindible en estos momentos. Así pues, la primera
medida que se tomó fue el uso de mascarillas y guantes como protección, una
medida tomada para prevenir en todo momento, vayas a donde vayas o hagas lo que
hagas debes cumplir esta norma para evitar contagiarte. En un principio esa era
la medida mas coherente, no requería mucho esfuerzo por lo tanto la gente
compró muchas mascarillas, desinfectantes, guantes, etc, pero además de ellos,
las empresas empezaron a comprar toneladas de cajas para todos los empleados de
sus respectivas empresas y aquí nació el segundo problema.
“No hay
más mascarillas, ni guantes y tampoco geles para poder desinfectarse.” Ahora
esa era la nueva frase que se escuchaba en los medios de comunicación. ¿Te lo
puedes creer? Ni si quiera los médicos podían cubrirse y protegerse de aquel
virus. Nos enfrentábamos a un virus, sí, pero además teníamos un problema
económico. Debíamos conseguir aquel material de inmediato y debido a su escasez
pagar un precio más elevado, nos encontrábamos con una situación en la que el
miedo y la preocupación se apoderaba de todos nosotros, era miedo a lo
desconocido, a la idea de caer enfermo y no poder curarte.
Era
cuestión de tiempo que el resto de los países detectaran más casos, por lo
tanto, una vez el virus ya estaba demasiado extendido se tomaron medidas muy
serias. “Los niños deben permanecer en sus casas y no ir al colegio por
prevención”, yo no me lo podía creer, esto iba enserio. Al poco tiempo dijeron
lo siguiente, “No se podrá ir a trabajar hasta nuevo aviso”. Así es, en un
momento el mundo estaba parado, el país no recibía ningún tipo de ingresos, era
un mundo sin trabajadores, con numerosas muertes y materiales sanitarios que
debían ser pagados y de inmediato.
La
pregunta es la siguiente, ¿Cómo van a sobrevivir aquellas familias más
humildes, aquellas familias que dependen de un único salario en casa?, aquí se
encuentra el tercer problema.
Se
emitió un estado de alarma y consistía en lo siguiente: las personas no podrán
hacer vida cuotidiana fuera de casa, deben permanecer en su hogar hasta que
haya pasado un periodo de tiempo. La compra solo podrá hacerla un miembro de la
familia. Estas eran las medidas adoptadas hasta día de hoy.
A decir
verdad, miro hacia atrás, al pasado y me doy cuenta de todo lo que hemos
progresado. Tras días y semanas de sufrimiento y preocupación, la actitud y el
positivismo con el que estamos llevando todo esto hace que las personas tengan
más fuerza para luchar y por sobrevivir. Mucha gente ha decidido colaborar de
una forma distinta y han proporcionado ayuda de tal forma que han conseguido
hacer miles de mascarillas con telas, con material de diferentes industrias que
debido a la inactividad no se estaba utilizando.
Te he
contado la historia al pie de la letra, te he descrito las diferentes
situaciones, los problemas y las soluciones que se han tomado, pero me gustaría
contarte como he vivido yo la experiencia.
Como bien sabes, soy una persona a
la que le gusta mucho ir al cine, de compras, a restaurantes… y desde un
principio para mí esto fue todo un reto, pero a medida que pasaba el tiempo me
hacía a la idea y pude reflexionar sobre muchas cosas. Me he dado cuenta de que
este confinamiento me ha unido a mucha más gente, he podido conocerme mejor, compartir
tiempo con la familia y, por otro lado, dedicarme a mí.
De normal tenemos mil cosas en la
cabeza, entre que vamos a la escuela, quedamos con amigos, estudiamos…
realmente no tenemos mucho tiempo para nosotros mismos. La vida es corta, y por
cosas como estas te planteas todo, quiero ser una persona que aporte algo a
este mundo, una persona empática y generosa, resolutiva y productiva.
La gran mayoría de alumnos en mi
curso solo se centran en las notas ya para ellos es su principal prioridad. A
diferencia de ellos, yo soy una persona que al estudio le doy un valor
significante pero no lo es todo. Puede ser que la carrera que quiera estudiar
no requiera un 10 de media, quizás por esa misma razón no tengo la misma
presión que alguien que quiere estudiar medicina, pero aun así trato de sacar
las mejores notas posibles.
El hecho de poder trabajar o
mejorar en más de un aspecto para mi es gratificante. Es decir, mejorar la relación
con mi familia, aprovechar y valorar todas las oportunidades que mis padres me
ofrecen… Esas son las cosas que más valoro yo ya que en esta vida no todo es
tener calificaciones excelentes, eso simplemente es una parte. Ser capaz de
manejar y lidiar con los problemas que se interpongan en tu vida no es fácil,
saber ayudar a las personas o tener el valor para enfrentarte a nuevas
situaciones tampoco lo es, por ello, es necesario trabajar y querer superarse
uno mismo.
Enlazando
la situación del COVID-19 con mi experiencia quiero decirte que en estas
situaciones hay gente que realmente está peor que tú o que yo, que por
desgracia no llegan a final de mes, no puede alimentar a su familia o incluso darles
un techo para poder dormir. Por lo tanto, la moraleja que saco de todo esto es
la siguiente: problemas hay muchos, malas rachas, desgracias… pero siempre hay
que mirar por el camino de salida, encontrar la manera para lidiar con los
contratiempos, aportar tu granito de arena y aprender a ser feliz con lo que
tienes. Hoy estamos aquí y somos afortunados de tener a nuestros seres queridos,
pero nunca le damos la importancia suficiente.
Intentemos ser mejores.
Lucía G